Por iMorosity
Declararse insolvente siempre ha sido el último recurso utilizado para poder sobrevivir y seguir adelante cuando alguien no puede hacer frente a las deudas. Es una situación delicada porque genera mucho malestar al afectado.
Sin embargo, la crisis sanitaria y económica actual ha provocado que muchos españoles no tengan otra opción que tener que declararse insolventes.
Pero, ¿qué significa exactamente ser insolvente?
Una persona física o jurídica se declara insolvente cuando el activo circulante es inferior al pasivo exigible. En otras palabras, la insolvencia tiene lugar cuando alguien no puede hacer frente a las deudas contraídas con un acreedor. Decimos que se trata del último recurso porque al declararse insolvente el afectado está manifestando que se ha quedado sin liquidez o bienes liquidables para poder hacer frente al impago. En definitiva, declararse insolvente, es sinónimo de declararse en quiebra o bancarrota.
Sin embargo, existen unos requisitos para poder declararse insolvente. Cualquier persona no puede declararse en bancarrota para evitar pagar el importe de una deuda, esto va en contra de la ley.
Si quieres saber cómo declararte insolvente a continuación te contamos cuáles son los pasos a seguir y requisitos que debes cumplir.
Cómo declararse insolvente paso a paso
Como hemos comentado al principio, uno no puede declararse insolvente a la ligera, hay que hacerlo únicamente cuando no nos quede otra opción para devolver la deuda al acreedor.
Sin embargo, hay situaciones en las que esta es la última opción del deudor y es importante que siga todos los pasos para que el proceso se celebre de manera satisfactoria para ambas partes:
1. El primer paso para declararse insolvente, el deudor tiene que acudir al Juzgado de lo Mercantil donde se realiza la solicitud para entrar en concurso de acreedores. Tanto por parte del deudor (concurso voluntario) como por parte de el acreedor (concurso provocado).
2. El afectado es el responsable de presentar frente al juez la declaración de insolvencia además del resto de documentos que se requieran para demostrar que realmente es insolvente. El juez después de valorar toda la documentación, será el que tome la decisión.
3. Este punto es el más relevante porque dependiendo de la decisión del juez el deudor podrá seguir con el proceso para declararse insolvente o no. Si el juez denegase esta solicitud no hay nada más que hacer. En cambio, en caso de ser aceptada se abre el proceso según dicte la Ley Concursal.
4. En este proceso, entra en juego el Administrador Concursal, que será el encargado de reunirse y negociar con los acreedores del caso. Esto no significa que vaya a ir a favor de los acreedores porque su figura es neutral, de hecho, siempre tiene muy en cuenta la situación económica y personal del deudor. Su trabajo es velar por los intereses de ambas partes para intentar llegar a un acuerdo. En caso de pactar, se redacta un convenio donde se reflejen por escrito los aplazamientos o quitas acordadas. Por el contrario, en caso de no llegar a ningún acuerdo el siguiente paso sería liquidar por completo el patrimonio del moroso para hacer frente a la deuda con el acreedor lo más rápido posible.
Llegados a este punto, es importante que tengas en cuenta que cuando un moroso decide declararse insolvente se congelan tanto los pagos de intereses, como las reclamaciones que pudiera realizar el acreedor frente a las deudas que se le deben.
Requisitos para declararse insolvente
El único requisito para poder declararse insolvente es precisamente ese, demostrar que no eres capaz de pagar tus deudas de ningún modo. Al cumplir este requisito podrás acogerte a la Ley de la Segunda Oportunidad.
Cuando estamos al borde de la quiebra, la Ley de la Segunda Oportunidad interpreta que la única opción del deudor es renegociar o cancelar sus deudas porque le es completamente imposible pagarlas. Si estamos en esta situación no se puede hacer nada más que declararse insolvente y renegociar las deudas mediante la Ley de Segunda Oportunidad.
El objetivo de renegociar las deudas es evitar situaciones extremas como puede ser un embargo o desahucio de su vivienda.
A partir de este momento los únicos requisitos que hay que cumplir son los establecidos para la aplicación de la Ley de Segunda Oportunidad.
Si quieres saber cuáles son estos requisitos haz clic aquí.
Tipos de insolvencia.
Existen muchos caminos distintos para tener que verse en la situación de declararse insolvente, por ello, también existen diferentes tipos de insolvencia.
En este caso diferenciaremos dos tipos de insolvencias que son compatibles con la Ley de Segunda Oportunidad y la renegociación de las deudas:
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La insolvencia provisional.
Se considera provisional cuando la causa de la insolvencia es por estar en una época donde no se tiene suficiente liquidez pero que podría ser resuelta con la realización de activos. También se considera provisional cuando el deudor y el acreedor han conseguido llegar a un mutuo acuerdo donde se especifiquen los aplazamientos y quitas de las obligaciones de pago.
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La insolvencia definitiva.
Esta insolvencia indica que el deudor no cuenta con liquidez ni bienes para hacer frente al impago ni siquiera en un futuro lejano, su única opción en declararse insolvente. Como su nombre indica, esta situación de insolvencia es definitiva, el deudor jamás podría saldar su deuda y por eso se declara en quiebra.
En iMorosity queremos ayudarte
Declararse insolvente es una decisión muy dura y que no tiene vuelta atrás, pero también es cierto que es el primer paso para salir de una peligrosa e interminable espiral de deudas. Todos nos meremos una segunda oportunidad, por eso desde iMorosity nos comprometemos a ayudarte a buscar una solución. Nuestros abogados cuentan con una amplia experiencia cancelando y negociando deudas a través de la Ley Segunda Oportunidad, analizarán tu caso personalmente y se comprometerán para ofrecerte una solución.
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