Una tarjeta de crédito es un documento de plástico emitido una entidad financiera. Las tarjetas de crédito sirven para que los ciudadanos puedan efectuar compras sin tener que pagar en efectivo, además de poder aplazar los pagos.
Para poder tener acceso a una tarjeta de crédito, el cliente debe tener una cuenta bancaria en una entidad financiera. El banco designará una tarjeta al cliente de forma personal e intransferible. Cada tarjeta lleva el nombre de su dueño y 12 dígitos que la hacen única.
Las entidades financieras suelen pedir varios requisitos para emitir una tarjeta de crédito. Los bancos piden desde un contrato laboral, hasta un mínimo de meses de permanencia en un mismo puesto. El banco se asegurará de que el cliente sea solvente y puede hacer frente a los pagos que pueda hacer con su tarjeta de crédito.
La gran diferencia entre las tarjetas de crédito y las de débito está en poder gastar más dinero del que se pueda tener en la cuenta. En el caso de las tarjetas de débito, el cliente solo podrá hacer uso del dinero que tiene, mientras que en las de crédito podrá gastar más. El máximo del gasto en las tarjetas de crédito se acuerda entre el cliente y la entidad financiera, lo normal suelen ser 900 euros al mes.
Para el cliente usar la tarjeta de crédito no tendrá ningún coste a no ser que se haga en el extranjero. Sin embargo, la entidad emisora de la tarjeta de crédito carga al comerciante un porcentaje por este servicio y en algunos casos una cuota fija anual al tenedor.
Todas las tarjetas de crédito cuentan con 12 dígitos identificativos, la fecha de caducidad y el código CVV. Normalmente, las deudas de las tarjetas de crédito se saldan al mes siguiente de efectuarse la compra o el gasto. Sin embargo, estas tarjetas también cuentan con la posibilidad de aplazar estos estos pagos.